Portada

Artículos y fuentes Actividades-aula

Arte y Filosofía

Hª de la filosofía

Imaginario filosófico

Libros- reseñas

Entrevistas, links,noticias,...

 

¿Qué es Feminización? Responde la convecina de Kant

Herminia Luque

 

Cuando en 1783 el teólogo berlinés Johann Friedrich Zollner escribió un anodino artículo sobre el matrimonio, no podía imaginar la inmensa repercusión que iba a tener la única nota a pie de página del texto1. En ella se preguntaba acerca de qué era la Ilustración; asunto para el cual, decía, no había hallado respuesta. Es bien sabido que Kant respondería con un texto modélico en el que definiría el movimiento intelectual en el que él mismo estaba inmerso como “la salida de su autoculpable minoría de edad”. Y lo que es tal vez más importante: lo definía como un proceso, no como algo conseguido o terminado. Afirmaba así que él y sus contemporáneos estaban viviendo, no una época ilustrada, sino de Ilustración, en la que faltaba mucho para que los hombres fueran capaces de regirse por su propio entendimiento.

Más allá de la importancia de este hecho en sí mismo, lo llamativo es la capacidad de los propios integrantes de un movimiento del calado de la Ilustración para reflexionar sobre aquello de lo que formaban parte. Recordemos que otros escritores y filósofos como Schiller, Lessing, Herder o M. Mendelssohn dieron sus propias respuestas a esta acuciosa pregunta (acuciosa por necesaria y por su decidida vocación de futuro).

Del mismo modo que se hizo en las postrimerías del XVIII, a mí me gustaría provocar un debate sobre un fenómeno análogo, si bien propongo un término ya utilizado pero con un sentido diferente. Se trata de Feminización, entendiendo esta como un doble proceso de carácter histórico e intelectual:

-En sentido amplio, como un proceso imparable de participación por parte de las mujeres en la sociedad en idéntico porcentaje al que le corresponde numéricamente en cuanto población, en todos y cada uno de los aspectos de la vida pública, la producción económica y los bienes culturales (educación, trabajo, política, poder económico, influencia cultural, creación artística, científica y literaria, medios de comunicación), con todas sus potencialidades, sin las restricciones, minusvaloraciones, descalificaciones o exclusiones a las que tradicionalmente se las había sometido.

Dicha participación está unida a una creciente conciencia de la dimensión del fenómeno, sus implicaciones y sus raíces (qué ha significado, qué significa la exclusión de las mujeres, la desigualdad en el acceso a los bienes, sean de la índole que sean, en razón del sexo). Lo que se traduce en una movilización social cuyos ejemplos más significativos serían las acciones reivindicativas o el activismo en Internet. En este sentido, la huelga feminista (organizada por la Comisión 8 de marzo y apoyada por más de trescientas organizaciones) y las manifestaciones que hubo en España el 8 de marzo de 2018, son paradigmáticas. Así como lo ha sido la constitución del primer gobierno de España cuyo presidente, Pedro Sánchez, se declara feminista (junio de 2018) y nombra a Carmen Calvo vicepresidenta, ministra de la presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad.

Este proceso de Feminización comenzaría en el segundo decenio del siglo XXI, por lo que nos encontraríamos ahora en sus inicios. Estaría nutrido por todos los procesos históricos de la Modernidad conducentes a una consideración de las mujeres como sujetos políticos (algo que se les negó desde la codificación napoleónica y en los siguientes movimientos liberales de la primera mitad del siglo XIX), como el sufragismo, y los procesos tendentes a la integración en el mundo laboral y en los sistemas educativos nacionales (lo que ha conducido, por ejemplo, a que en España el número de mujeres que cursan estudios universitarios superen a los hombres en igual tramo educativo)2.

-En sentido restrictivo, Feminización serían las aportaciones teóricas y prácticas (literarias, artísticas, científicas, políticas, legislativas, cibernéticas) de las mujeres de este período que poseyesen un marcado sesgo de género, aunque sin reducirse a lo que se viene llamando teoría feminista. Del mismo modo que Ilustración es la suma de las producciones intelectuales de filósofos, escritores, científicos, creadores en suma, que buscan trascender, con su obra, un orden social injusto y un horizonte intelectual y político demediado, renuente a la libertad de acción y de pensamiento, mediante el uso de herramientas cognitivas (una razón crítica y plurivalente).

Por qué prescindo entonces del término “feminismo”, el cual podría identificarse al menos con la acepción de Feminización en sentido restrictivo. En primer lugar para ampliar el concepto de aportaciones teóricas, que deberían incluirse en un concepto amplio de humanidades que tomo de Marina Garcés. Según esta filósofa:

Por humanidades ya no podemos referirnos únicamente a las disciplinas teóricas “de letras”, sino a todas aquellas actividades (ciencias, artes, oficios, técnicas, prácticas creativas...) con las que elaboramos el sentido de la experiencia humana y afirmamos su dignidad y su libertad. Ya no nos orienta la división entre ciencias y letras, teoría y práctica, saber académico y saberes informales. Necesitamos comprender lo que hacemos a partir de problemas comunes que atraviesan lenguajes, prácticas y capacidades diversas.3

Si la filosofía forma el núcleo duro de la reflexión teórica feminista, no puede aspirar a una posición excluyente en el discurso de la Feminización. Dicho esto hay que señalar que fue en el seno de la filosofía donde nace el pensamiento feminista (con la anti- roussoniana Mary Wollstonecraft, con el cartesiano Poulain de la Barre) y este es el motor esencial de lo que hemos convenido en llamar Feminización.

En segundo lugar, para establecer una cisura entre dos etapas del proceso emancipatorio de las mujeres: aquel en el que fue un corpus teórico y unas prácticas y usos sociales de limitada extensión o eficacia sociales; y este en el que ha tomado unas dimensiones, posee tal vigor, tal magnitud (una dimensión global, un arraigo intergeneracional, una historia ya), que no cabe sino completarse, afianzarse y extenderse. Sin temor a ser demasiado optimista, se puede afirmar que no hay vuelta atrás en los logros obtenidos. Pues las mujeres que, por ejemplo, en Occidente, han conseguido la plena ciudadanía política, el acceso a los bienes educativos y culturales, a determinadas cotas de bienestar y riqueza (es verdad que no igualitarias), no van a renunciar a ellos, ni las generaciones que han crecido entre esos logros ya naturalizados (es decir, que les parecen normales) tampoco.

Ahora bien, determinados hechos acaecidos recientemente deberían llevarnos a una reflexión ponderada y a una acción consecuente sobre la solidez de esa Feminización o, antes bien, sobre la fragilidad de los apoyos sociales y el carácter efímero o meramente espectacular4 de algunos de sus logros. La entrada en el parlamento andaluz (elecciones del 2 de diciembre de 2018) de un partido declaradamente misógino es un hecho preocupante, en sí mismo y por lo que significa: la irrupción de un partido ultraderechista xenófobo, machista y anticonstitucionalista en el seno de las instituciones democráticas. España, que parecía ajena a esa ultraderechización populista de Europa (léase UKIP -es tan significativo que tenga en su símbolo un remedo del de la libra-, orbanismo húngaro, wildersismo neerlandés, filo-nazis griegos, efepeoístas austríacos, salvinianos de Italia) y de América (ese trumpismo y ese bolsonarismo ominosos), no lo es. No es inmune nuestro país a esas corrientes populistas neofascistas que, en palabras de Sami Nair5, no poseen una idea del bien común pues su objetivo es alcanzar el poder; un poder construido sobre los peldaños del odio y de la irracionalidad más estupefaciente.

El proceso de Feminización en nuestra sociedad es imparable pero, precisamente por eso, encuentra una resistencia por parte de aquellos que creen perder poder o influencia, no solo a nivel social sino en el ámbito privado. Señalaba la socióloga Rosa Cobo, en una entrevista periodística, que precisamente el éxito que conoce en la actualidad el feminismo (como no lo conocía desde los años 70) se debe a que ha “sabido señalar políticamente los lugares de mayor desigualdad y discriminación”. Y ha “visibilizado la violencia contra las mujeres y ha convencido a sectores de población mucho más amplios que el feminista de que tantas violencias vulneran la democracia y cuestionan las bases de la convivencia social”6. El feminismo (elemento esencial en ese proceso de Feminización como dijimos más arriba) ha hecho comprender que la cuestión de la igualdad es el nódulo de las democracias. Y que la violencia contra las mujeres es el mayor ataque a una sociedad que quiere hacer de la justicia, de la libertad y de la pacífica convivencia sus auténticas piedras de toque.

Por tanto, si hubiera que responder de una forma escueta a la pregunta de qué es Feminización cabría decir que una de las condiciones de posibilidad de las democracias modernas.

O como podría decir una hipotética vecina de Kant: “Feminización es, mon chéri (también en Konigsberg se hablaba francés), la promesa emancipatoria de la Ilustración cumplida también para las mujeres: la llegada a una mayoría de edad, para vosotros y para nosotras de igual modo, sin restricciones ni culpabilidad alguna”. La emancipación ética, social e intelectual sin coartadas ni cortapisas.

Feminización es un proceso histórico y sus frutos; un proceso inacabado, pero riquísimo y cargado de hermosas realidades, incluidas las del pensamiento, la creación y el saber; un proceso pletórico, abierto, en pleno desarrollo social. Con raíces en un pasado utópico7 pero lanzado a un futuro lleno de certidumbres.

 

 

 

 

NOTAS

1 Seguimos la edición de los textos preparada y traducida por Agapito Mestre y José Romagosa. VVAA. ¿Qué es Ilustración? Madrid, Tecnos, 1988.

2 En España en el año 2016, el porcentaje de mujeres graduadas en educación superior era un 53,3% y el de hombres 46,7%. Instituto Nacional de Estadística, www.ine.es/ss/Satellite?L=es ES&c=INESeccion C&cid=1259925481157&p=1254735110672&pagena me=ProductosYServicios%2FPYSLayout; consultado el 3 de diciembre de 2018 a las 19:50 h.

3 GARCÉS, Marina. Nueva Ilustración Radical. Barcelona, Anagrama, 2017, pág. 59 y ss.

4 Espectacular en el sentido debordiano de la palabra. Escribe Debord en el primer párrafo de su obra: “La vida entera de las sociedades en las que imperan las condiciones de producción modernas se anuncian como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo directamente experimentado se ha convertido en una representación”. Profético Debord, teniendo en cuenta que, cuando escribe, Internet no estaba al alcance del mortal usuario. DEBORD, Guy. La sociedad del espectáculo. Valencia, Pre-textos, 1999 (1967), pág. 37.

5 Cf. El País, 3 de diciembre de 2018.

6 Cf. La Opinión A Coruña, 4 de marzo de 2018. La obra de Rosa Cobo incluye desde un estudio sobre la razón patriarcal en Rousseau (Fundamentos del patriarcado moderno: Jean Jacques Rousseau. Madrid, Cátedra, 1995) a una contundente y valiosísima recusación de la prostitución (Laprostitución el corazón del capitalismo. Madrid, Libros de la catarata, 2017).

7 La filósofa Amelia Valcárcel ha escrito que el feminismo es "un hijo no deseado de la Ilustración". Cf. Valcárcel, Amelia. Feminismo en el mundo global. Madrid, Cátedra, 2012, pág. 20 y ss..

 

VOLVER A LA PORTADA